Dali, China, diciembre de 2023

Dali (curioso nombre) dicen que es un lijiang pero más reducido, pero es tierra de la minoría Bai.  Tiene pagodas, arquitectura típica, murallas, un gran lago y hasta alguna iglesia de los jesuitas. También hablan de un pueblo cercano, Xizhou donde se puede ver más la esencia de esta tribu. La información nos la pasa mi hermana Maite porque nosotros no tenemos acceso a nada. Nos sentimos como en nuestros primeros viajes, sin tfno ni mapas.

Los hoteles en China no tienen correo electrónico, y algunos WeChat, que es como WhatsApp. He escrito al hotel y me he encontrado con la señorita Li Man. Se presta a ayudarnos en lo que sea, aunque tiene poca experiencia. Nos confiesa que está aprendiendo inglés, pero que si volvemos el año que viene lo hablará fluido, pero que por ahora tira de traductor. En la foto parece una niña adolescente de aspecto frágil. En un rato lo comprobaremos.

También ayer una empleada del bar donde hemos comido dos días nos añadió su WeChat para mandarnos la ubicación de una tienda de China mobile. Nos preguntó por nuestros intereses y nacionalidad, y nosotros aprovechamos para preguntarle de todo. Si no fuera por esta gente, aún andaríamos más perdidos. Tienen un afán de servir increíble, y luego son además muy profesionales y trabajadores.

Por lo general se ve que dan margen a cierta informalidad en los negocios, la gente lava en barreños en la calle sus verduras, cualquiera ofrece sus frutos de la huerta en cualquier esquina, pero estamos seguros de que todo está bastante regulado y funciona bien, pero no está sanidad ni la policía encima de ellos exigiendo cumplir la ley y multando.

Ahora vamos en el tren rápido, y nos encanta que los camareros nos ofrezcan frutas o carne deshidratada con picante como alternativa a la bollería industrial. Hace tres días una señora nos ofreció degustar una especie de tubérculo. Lo que nos dijo con señas fue; es bueno para la garganta. Se confirma que comen para sanar o evitar problemas y que lo que tienen accesible es saludable.

Nada más llegar al hotel en Dalí nos ha sorprendido el nivel de habitación con desayuno incluido por 25 euros. Estaba otra chica atendiendo quien por supuesto no hablaba ni palabra de inglés, pero ha estado muy resuelta para darnos un adaptador para enchufar y decirnos donde desayunar mañana.

Nuestra señora habitación

Por 5 euros nos hemos ido 19 kms hasta las famosas 3 pagodas. Los 10 euros pagados nos han decepcionado al principio porque las primeras pagodas aun siendo originariamente del siglo IX, estaban reconstruidas en 1999, y daban la sensación de no mantener nada de esa época remota. Al rato hemos ido intuyendo que se trataba de un conjunto de pagodas y cuanto más arriba más ornamentadas y majestuosas. Son pagodas budistas tibetanas y enclavadas en una entrada a imponentes montañas. Al final ha merecido la pena la inversión.

Volvemos al hotel a 58 minutos de viaje por 5 euros de taxi  (bendita aplicación didi) diciendo que esta provincia china es una joya. Mantiene su exotismo e interés, y ofrece buena calidad de servicios por un precio muy bueno. Ojalá dure mucho.

A nuestras espaldas las famosas tres pagodas y posteriormente el resto de templos

Esa misma noche en el hotel noto que no tengo bien el estómago y paso mala noche. El siguiente día me quedo tranquilo descansando mientras Iñaki se va sólo a ver el pueblo Bai Xizhou de donde me comparte estas imágenes.

El siguiente día decidimos quedarnos un día más y la señorita Li Man nos baja de 25 a 20 euros la noche de hotel. Además, ha estado muy preocupada preguntando si quiero que me acompañe a la farmacia a por medicamentos. Cuando le doy las gracias me dice que no sea tan amable, que es su deber. Así da gusto.

La visita a la ciudad antigua de Dali es un poco decepcionante. Se aprecia que fue una ciudad gloriosa, pero ahora mismo lo tienen reventado de tiendas y turistas, pero ello no impide que veamos cosas nuevas.

Hemos comido una especie de hot pot a lo pobre, y degustado café recién molido y de producción local. También hemos degustado unas pastas que hacen literalmente a base de rosas.

Nos hemos paseado por sus calles viendo edificios históricos, destacando la puerta sur, y hasta conservan una mezquita y hasta una impresionante iglesia de los jesuitas, ambos con estilo muy de la zona.

El resto son edificios más o menos antiguos y bien conservados convertidos en tiendas y comercio.

Hoy ya nos encontramos mejor, aunque iñaki todavía tiene secuelas. El clásico peaje que hay que pagar cuando le sometes a tu cuerpo a comidas picantes, más poco dormir y un largo etcétera.

Para acabar terminamos visitando un templo dedicado a Confucio, de los tres importantes del país. Como decía una modelo latina que se presentó al concurso de Miss Mundo: «es un señor chino japonés famoso por ser el maestro de la confusión».

Haciendo honor a Confucio, terminamos cenando rico un hot pot en un buen restaurante no sea que la noche nos confunda.

Un espectáculo ceremonial increíble. Primero eliges qué caldo, aunque ya viene de serie con setas , luego los ingredientes que le vas a añadir, luego controla el tiempo que necesita cada alimento, y luego las salsas, y te regalan te, fruta, y postre de bizcocho. Luego te traen un postre, pero te dicen que lo consumas antes de empezar a cenar. Nos ha costado entender que los palillos llevan un accesorio de madera añadido que se rosca al palillo grande. Hot pot está pensando para compartir con varias personas. Menos mal que conocíamos el protocolo de Taiwán y Hong Kong, que si no nos dan las uvas intentando empanarnos. Gran despedida de Dali. Mañana nos vamos en bus a una zona sin turismo frontera con Myanmar. Allí las cosas serán mucho más complicadas, pero incluso más genuinas. Vamos increscendo en dificultad, jajaja.

Nuestro hot pot (10 euros persona)
Salsas para poder elegir en el hot pot
Iglesia católica estilo Bai
Templo de Confucio
Un caldo al que se cocinan el resto de ingredientes
Pastel elaborado con pétalos de rosas
Mezquita de Dali
Consumiendo escarabajos y gusanos fritos (pero nosotros no)
Tomando café recién molido
Puerta sur de la ciudad antigua
Una casa tradicional Bai

Decoración floral de una tienda. Los bajos de las casas son comercio

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