Esta ciudad es patrimonio de la humanidad, y es donde dejamos el coche dos días mientras llegábamos a la capital en bus.
Tiene tres cosas que nos han dejado fascinados.
Monasterio de Jvari. En un alto, con una vistas increíbles. Del siglo Vi.
Monasterio de Samtavro . Hemos presenciado una misa con una musicalidad, con una estética, con unos ritos y una fe fascinante. Totalmente repleto de fieles celebrando su eucaristía dominical. Digno de ser visto. Nos asombran las monjas de negro cantando como los ángeles, el cura que dobla su túnica sobre la cabeza de los fieles y se confiesan, las mujeres con el pelo siempre cubierto que escriben una serie de plegarias en un papel, gente deambulando por la iglesia y arrodillándose frente al santo de su devoción, todos portando velas encendidas. Tan misterioso y místico como nuevo.
Catedral de Svetitsjoveli. Aunque no nos han permitido entrar mientras se desarrollaba la misa, nos ha parecido la más espectacular de todas. Hubo una anterior de madera del siglo lV, pero la que queda es del Xl. Nos parece que conserva un mosaico de partes y piezas de diferentes épocas. Rodeada de una muralla muy bien conservada y con un fondo de montañas donde se divisa a Jvari. Realmente única.
Para comer, sin poder escaparnos de una zona hiper turística y super explotada nos tomamos una georgian salad. Una con salsa de cacahuete, y la otra sin. Buena calidad.
Ya por la noche y dando una vuelta hemos dado con una familia francesa que viven en Ankara. Trabaja en la embajada francesa y han vivido en Sudáfrica y otros sitios. Cuenta que su mujer nunca ha ido con ropa tan atractiva en Francia, por el clima y porque Ankara permite estas licencias. Están enamorados de Turquía y viven felices. La hija nos cuenta que se graduó en Canadá y que ha tenido novio turco y el de ahora es marroquí, pero lo conoció en Canadá. Hemos compartido un rato agradable.
Para cenar me decanto por una sopa fría de verduras, queso y yogur típico de Rusia y nos pedimos un pan de maíz. Amenizan la noche con música en directo. Hay muchos turistas elegantes en un sitio de categoría. Beben con alegría cerveza cara y vino más prohibitivo, y visten fashion y con clase, serán todos ricos? Será del habitual puro postureo?
Volvemos a nuestro hotelito. Es discreto y con camas incómodas, pero la dueña nos ha encandilado con café y dulces y por la tarde con una pieza de fruta. Nos vendemos por nada. Hace poco ha venido una familia con dos críos. Estarán en la habitación de al lado. Nos tememos lo peor, que lleguen tarde y montando espectáculo. Cómo no teníamos ninguna preocupación, ya nos hemos creado una, veis que fácil?
Cuando la vida es un viaje...y viajar nos da vida 