Nuestro día a día entre colombianos

IMG_20141124_071625 IMG_20141205_165208 IMG_20141214_180251 IMG_20141214_180302 IMG_20141214_180330 IMG_20141218_161213 Seguimos inmersos en la vida cotidiana del barrio, viendo y aprendiendo mucho, y sin duda, disfrutando del clima y sus gentes. Sacamos muy pocas fotos porque no es prudente andar con la cámara, ¿nos estaremos volviendo tan prudentes pero no miedosos, como dicen hay que ser los propios colombianos? Nos despertamos con la noticia del alto al fuego de las Farc y de los atentados, el último ayer, muy cerquita de donde vivimos, Popayán, Cauca. Aquí, los pocos que están enterados del tema (no se acostumbra a comprar el periódico ni a estar muy atento a las noticias) no le dan mucha credibilidad al asunto. Dicen que es un negocio demasiado oneroso como para abandonarlo fácilmente, pero entienden que si la violencia acabara, Colombia ganaría muchos puntos internacionalmente.

Ayer visitamos al tío Jaime. Está ya abuelito y está algo enfermo. Vive en una casita subiendo hacia la Loma de la Vírgen, pero en zona todavía segura. Su hijo se ha construido un segundo piso por unos 6000 euros donde reserva una habitación para su hermana. Hace años anduvo con problemas mentales consecuencia de un accidente de moto y pisó incluso la cárcel. Está sin camisa y lleva el cuerpo tatuado, pero parece que está atravesando una etapa de madurez y equilibrio. Cuenta con una medio sonrisa que estuvo probando suerte en Venezuela, pero que no hubo manera de hacer platica. Reconoce que ganarte la vida aquí es muy duro. El padre de familia tuvo un taxi, pero lo malvendió hace tiempo, y la tienducha que tienen en el bajo de la casa no da ahora para mucho. Su esposa Lola es una mujer de caracter, responsable y luchadora. Administra las finanzas con mano dura, pero hay poco que administrar. Nos regala (ofrece) unas galletas de sal integrales con una avena (cocida en leche). Tienen un perro enorme de 6 meses. Dicen que es un protector de sus bienes.

El único carro aparcado de noche en nuestro barrio es de un militar, que lo tiene con alarma y justo pegado a su habitación. Todos saben, incluso los ladrones, que en caso necesario, no dudará en utilizar un arma para defender sus bienes. Como bien decía Pierre, a diferencia de en nuestros países, aquí realmente ocurren cosas:

  • Un familiar, motorratón de más de 60 años, acaba de tener un accidente llevando a un pasajero. Le encerró una buseta (bus pequeño) y se fueron al piso (al suelo), pero no puede culpar a nadie, porque han comprobado que su carné esta chiviado (con documentación falsa). Le acaba de colar una prima enfermera para que le operen cuanto antes. Tiene varias costillas rotas y la clavícula fracturada. Le mandan a casa pocas horas después de la operación. Le dan una medicación, que es la que viene por defecto con el seguro que tiene, pero todos saben que son de peor calidad y terminan pagando de su bolsillo la medicación original (no genérica), que por supuesto es varias veces más cara pero mucho más efectiva. Promete que va a vender la moto y abandonar este trabajo, pero sospechamos que en cuanto el dolor se reduzca, esta premisa se irá desvaneciendo.
  • Cristian, uno de los taxistas de la familia vino el otro día raspado (con magulladuras) porque se había caído en moto con un cuñado y con su niño de 4 años a quien tuvo que ingresar por romperse un bracito. Pide un retraso en el pago porque tiene que abonar el hospital. Está separado de su mujer que vive en Cali, quien ha tenido que personarse para presentar la documentación en el hospital.
  • Hace dos días nos han visitado dos familiares, dos niñas preciosas de 10 y 14 años, más o menos que han compartido un día con nosotros. Los padres separados, parece que se pasan las hijas el uno al otro, y se vienen definitivamente a casa de la madre puesto que el papá las estaba maltratando. Según dicen son bien juiciositas (responsables).
  • Acaban de llamar a Doña Doris, alma mater de la casa para presentar la documentación del otro taxi de la familia. Parece que lo van a sacar pronto y podrán ya trabajarlo, aunque ya han perdido la mejor época del año. En diciembre se maneja mucho dinero, se compra mucho, se sale más que nunca, y como llueve mucho y de modo torrencial se ven forzados a coger taxis. La carrera cuesta 4000 pesos, aunque acaban de instalar taxímetros, y abarata algo las carreras cortas. Diciembre también es la época de más ladrones y estafadores.

El otro día fuimos a ver un lote (solar), que la familia compró hace 18 años. Desde entonces,  estaba sin conceder completamente por diferentes motivos y han creado una comunidad y han ido pagando poco a poco diferentes impuestos para la reparcelación, arreglar la carretera que va allí, pagar a abogados, constructores, etc. Con esa plata, han traído recientemente el agua, y quieren incluso traer postres eléctricos para que por fin tengan luz. Saben que si esperan al trabajo de los ingenieros, los permisos, y demás trámites, se puede demorar otros 18 años más. La idea es dejarlo todo hecho y funcionando, con su propio esfuerzo y plata, para que cuando proceda, los responsables lo autoricen. Tienen claro que sólo cuentan con su esfuerzo y trabajo, y que sin él las cosas no avanzan. Nos pareció meritorio cómo se organizan, hablan y discuten, intentando crear una comunidad de vecinos unida. La zona está a escasos metros de un barrio, pero es pleno campo, y está plagado de palos (árboles) de guayaba y guama, y el impresionante río Cauca se escucha a lo lejos. Algunos vecinos, ya se han creado su casita con tabla y guadua (una caña ancha y resistente) y ya están viviendo allá. Don Omar está entusiasmado con las gallinas que tiene en su lote, y confiamos en que ahora que han crecido, no desaparezcan antes de sacrificarlas para Navidad.

Todos los días se escuchan vendedores ambulantes. Algunos venden mazamorra (maíz cocido en leche con panela), otros pescado, y el más cómico grita !queso campesino, muuuuuu, queso campesino, muuuuuuu!. Los niños de la casa, Nataly Valeria y Alejandro no pueden dejar de imitarlo y morirse de la risa. El más bebé, Alejandro, con su dos añitos es astuto como nadie y un manipulador experimentado. Llega a las tiendas y solicita que le atienda su vendedora preferida, a quien le espeta sin vacilación: !Te amo muuuucho!. No pasan ni dos segundos para cuando le dan un sonoro beso y le regalan bombones o mecato (chucherías), y vuelve feliz y orgulloso a casa. Nos tiene a todos enamorados y es la alegría de la casa. Tiene unas manitas fuertes y rápidas, que le sirven para arrancarme las gafas en fracciones de segundo y una boquita de piñon, de donde en ocasiones arrancan expresiones que ha escuchado. A Iñaki hace ya un tiempo que le dejó boquiabierto cuando le dijo: Iñaki:  !marica, marica!.

Todos estos vendedores ambulantes que comento, junto con muchísima gente que nos encontramos con puestos callejeros, vehículos ilegales, etc. viven de lo que llaman el rebusque. Pura supervivencia. El país no ofrece trabajo, pero es flexible y permisivo con aquellos que se buscan la vida.

En la casa de los Medina Ruiz, han contratado a una chica para que les eche una mano con las labores domésticas. Aunque vive en Popayán, procede de un pueblo cercano de indígenas, San Sebastián, donde tienen su propia regulación. Los indios tienen privilegios, en cuanto a derechos y sobre todo cuentan con el mejor carné sanitario que existe. En ocasiones, «la sirvienta», tiene que desplazarse a su pueblo a votar, puesto que algunas decisiones las toman mediante votación popular, pero si no acudes, te retiran el carné sanitario y los privilegios. Esta fue la razón por la que el otro día no acudió. Se le había enfermado el bebé yendo en chiva (especie de bus sin ventanillas) a su pueblo y como no tenía donde dejarlo no cumplió con su obligación de presentarse a laborar ni llamó para comunicarlo. La familia se queja de que es lenta, con nula proactividad, y poco despierta y responsable, pero con certeza habrá tenido poco acceso a educación (si no analfabeta) y trabaja 12 horas al día de lunes a viernes por unos 80 euros. Se le permiten muchas licencias como jugar con los niños, comer como el resto de la familia en la mesa y sentada y ausentarse sin previo aviso. Se le ha tenido que enseñar qué cosas hacer y cómo. Sorprende que no tenga experiencia limpiando a fondo un baño o cocinando. Como muchísimas, es madre soltera y vive en un ranchito de tabla de alquiler. En los próximos días argumenta varias ideas vagas por las que se ausenta hasta 7 horas de su jornada diaria. Lo último que ha dicho es que está estudiando enfermería, pero no cuadra mucho con lo poco que sabemos. No tiene dinero y parece realmente limitada. Nos da incluso la sensación de que no ve bien, y gran parte de los errores detectados son consecuencia de problemas oftamológicos. Probablemente, jamás en su vida haya pisado un hospital, ni siquiera para dar a luz.

2 Respuestas a “Nuestro día a día entre colombianos

  1. que pasa brotrhes?ya se os esta quedando la palabreria colombiana.besarkada bat! ta egu berri on !

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